La estructura está en crisis, no es nada nuevo para nadie. La estructura entendida como aquellos depósitos rígidos a los que hay que amoldarse.
Voy a poner un ejemplo personal acerca de lo que pretendo decir con esto:
Soy Piscis, Ascendente Acuario, como algunos sabéis. La energía del Ascendente Acuario, diferente a la del Sol en Acuario, debe integrar siempre, de algún modo, la ruptura del molde. A lo largo de mi vida ello se ha manifestado de muchas maneras, pero en todo este proceso la astrología ha sido siempre un ejemplo gráfico en mi senda. Desde que a los once años descubrí aquel libro de astrología en la estantería de mi tía, siempre tuve que hacer frente a juicios racionalistas del tipo: «Pero te considero inteligente, ¿Cómo puedes creer en esto?» Opiniones emitidas bajo la lógica occidental alimentada por una gran estructura colectiva que jerarquiza el conocimiento y que ,en su mejor versión, tiene hacia aquello «que la ciencia hoy no puede explicar» una actitud paternalista del tipo: «Pobrecito, lo majo que es y cree en estas historias»
Astrología al margen, en todo este proceso experimenté siempre esa idea de «salir del molde». Un salir del molde del estilo de: Yo también soy esto pero esto en mí se manifiesta de un modo muy distinto a la opinión que tú tienes sobre ello. Algo muy presente en mi vida a muchos niveles.
Pues bien, «la crisis del molde» implica entender que las estructuras configuradas hasta hoy ya no serán válidas mañana. Implica ser consciente de que el único molde posible es el que contempla asumir la propia naturaleza, esté o no bien vista por la sociedad que te ha visto crecer.
Seguir el molde y pretender encajar, cuando sencillamente no encajas en el molde que te proponen, es nocivo para el individuo y para el colectivo.
Lejos de pretender hacer un charla coach sobre el empoderamiento (respeto el coaching pero no es mi campo, tal como hoy se entiende por lo menos) me interesa únicamente manifestar que el molde existe sí, pero que adaptarse a él no debe pasar nunca por renunciar a lo que uno es.
Al margen de tendencias, leyes, modas e historias varias, cada uno tiene su propio molde. Comprenderlo pasa, indudablemente, por episodios de soledad y de «bichorrarismo» que conducen hacia el propio sendero.
Lo mejor que podemos sacar ,de esta crisis global y de la era que acaba de empezar, es aquello que permite conectar con todo lo que temíamos haber hecho antes de que empezara todo esto, para dar la oportunidad a aquello con lo que vibramos y nos conecta con la autenticidad. Más allá de la moda, la tendencia o «lo que toca hacer», creo que cuando las cosas se comunican desde lo identitario el resto fluye. Porque todos tenemos una identidad personal, única e intransferible como nuestro mapa natal.
Aunque no es un camino fácil ni rápido, ni cómodo, considero que hay que tener la valentía de afrontarlo.
Al final, la reconfiguración de las estructuras posibilita la libertad para crear moldes más flexibles y versátiles. Moldes futuros adaptados a lo que, al fin y al cabo, cada uno de nosotros es.
Roberto Saula